Fue en La Casona Iluminada. En cada habitación de esta gran casa antigua había distintos estímulos para la escritura: la zona de los baños dedicada a dos escitores uruguayos, una habitación con consignas, otra con acciones, otra con imágenes, personajes, paisajes y lugares, y hasta hubo tarot literario.
Cada participante llenó su cuaderno y al final leímos los trabajos.
Algunas imágenes de lo que sucedió.